jueves, 12 de mayo de 2016

Al filo del abismo

Comienzas a sospechar que algo va mal cuando el último medio de comunicación no tiene rostro.

Tal vez ya notaste que va mal desde antes, pero decides seguir.

¿Cómo protegerse del daño que tú mismo deseas hacerte?

Es un tipo de sentimiento especial, una condición ideal, donde te atacas en una manera donde resistirte perjudicaría tu libertad, y hacerlo igualmente heriría tus sentimientos.

Siempre hay una segunda historia, un segundo lado de la realidad, el lado del interlocutor, de la víctima, del lector amable que lee.

Cuando escribes te enseñan a mostrar una realidad parcial, develada paulatinamente, dejando cabos sueltos sospechosos, que se retomarán en algún futuro para dejarlos efectivamente cerrados.

Si tan solo la realidad fuese un libro.

¿Escribiría un final juntos? ¿Me obligaría a dejarte ir? ¿Te reemplazaría con la primera?

Si tan solo pudiera definir las riendas de mi futuro y proyectar una realidad distinta, que no doliera.

¿Que dirás tu amable lector? ¿Que tome una pluma y escriba mi futuro? ¿Que enfrente mi realidad?

Sabrás que nuestro futuro está atado a nuestro pasado por nuestro presente, y que uno no puede existir sin el otro, que están tan atados el uno del otro como la vida a la muerte, que uno solo puede existir mientras el otro deje de hacerlo, que el aleteo de una mariposa causa tifones al otro lado del mundo, más aún cuando la mariposa es el recuerdo de un sentimiento que fue para no volver a ser.

Piensa, luego existe.

Piensa, luego actua.

Actua y existe.

Déjalo ir.

Déjate ir.

Tal vez el fondo no sea un lindo lugar para estar, pero sin duda será el lugar donde tu quieres estar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario